Hoy quisiera compartir una carta escrita por un alumno de 5 años a una compañera de clase. Me parece todo un ejemplo de caballerosidad, dulzura, sensibilidad y buenos sentimientos.
Estas sencillas letras expresan mucho más de lo que uno puede imaginarse, es un canto a la niñez, al compañerismo y a la amistad.
También demuestra que con 5 años es posible ser un "pequeño poeta" y expresarse con una fuerza mayor que un adulto. Por eso os dejo esta carta.
Espero que os guste y sepáis ver más allá de las propias palabras.
Aprovecho estas líneas para despedirme del que ha sido mi cole este curso, el CEIP "Octavio Augusto" de Mérida, en el que he aprendido que las personas son algo más que pura fachada, que el trabajo bien hecho entraña una inmensa satisfacción, que el compañerismo está fuera de toda duda, que los niños nos pueden llegar a enseñar más de lo que nosotros seremos capaces de enseñarles...
Quisiera terminar con unas palabras de John Locke que resumen mi paso por este colegio que será "mi colegio" allá donde vaya:
"El trabajo del maestro
no consiste tanto en enseñar
todo lo aprendible, como
en producir en el alumno
amor y estima por el conocimiento"
Recordar siempre a todos mis compañeros del Octavio con los que he aprendido mucho y he pasado muy buenos momentos; y, sobretodo, a mis niños de los que me llevo el mejor de los recuerdos, su sonrisa y su cara de sorpresa con cada cuento, cada juego, cada canción...
Gracias a todos y os llevo en mi corazón.